¿QUÉ OCURRE CUANDO REHABILITAMOS UN
EDIFICIO?
La mejora que se realiza a un edificio se ciñe tan sólo a limpiarle la cara a la
fachada y a renovarlo por dentro. Pero jamás se preocupan de lo que ha ido
ocurriendo en ese lugar y ha dejado su resonancia en él, a través del tiempo.
¿Hay alguien que se ocupe de
restaurar el alma del lugar?.
¿Quién limpia y diluye todos los acontecimientos
que han agredido mental y emocionalmente a sus habitantes, en diferentes
épocas?.
No existe el tiempo para los lugares,
el presente aglutina el ayer y fundamenta el mañana. Todo lo que ha ido
sucediendo, conforma una onda energética que interactúa con nosotros en el
momento que nos adentramos a un barrio, a una casa, o un piso determinado.
De nada nos sirve rehabilitar un
edificio en su estructura externa, si la información de todo lo que ha ido
aconteciendo no se ha extraído de él.
Podemos cambiar el envoltorio de un
paquete de caramelos, pero si estos están pasados, ¿vale la pena mantener una
apariencia externa?, incitándonos a
comer lo que hay en su interior, si cuando lo abrimos, están caducos. Eso mismo
está ocurriendo con nuestras viviendas.
Hace
unas décadas se inició un periodo en el que se dio la imperiosa necesidad de
cuidar la estructura externa de los edificios, de subsanar el déficit de
comodidad o de adecuar las instalaciones y la estructura interna de las casas,
actualizándolas, para que tuvieran unas condiciones mínimas de habitabilidad.
Pero qué hacemos con los hechos que
han ido ocurriendo en ese barrio, en esa zona, en esa finca, e incluso en el
interior de esa casa.
Los pueblos y las ciudades se van
haciendo grandes, lo que antes eran los arrabales, ahora constituyen parte del
centro de la ciudad. En el antiguo basurero del pueblo, ahora se ha edificado
una enorme finca. ¿Cómo nos afectan estos hechos?, ¿qué ocurre con la memoria
del lugar?.
A través de la experiencia que he
ido teniendo en los diferentes lugares donde he llevado a cabo la técnica de la Terapia Ambiental ,
he ido constatando que la psicología de un lugar, a donde vamos a vivir,
coincide con nuestra propia psicología personal.
Fincas donde han sido utilizados de
orfanatos, resulta que con el tiempo, en uno de esos pisos, en la actualidad,
se instala una pareja, que conforme transcurre la terapia, se descubre que se
han sentido abandonados por su familia, cada uno de manera diferente, pero
mantienen el mismo sentimiento que los niños que permanecieron allí, muchos
años atrás.
Hay una
huella indetectable, pero perenne en todo acontecimiento y que a nivel
energético está interfiriendo con nosotros, en todo momento. Por lo tanto, es
conveniente neutralizar la resonancia de los lugares donde vivimos o
trabajamos, pues estos nos capturan con sus vivencias anteriores, o refuerzan
las que ya tenemos, conformando una espiral de la que jamás salimos.
Este artículo va dirigido a todos los profesionales
del hábitat: arquitectos, estilistas, aparejadores, diseñadores, decoradores y
cualquier persona que desee rehabilitar su casa, para que tomen conciencia, que
el trabajo de transformación del lugar donde viven, no está completo, si no se
ocupan de subsanar su interior. A partir de ahí, ya podríamos hablar de calidad
energético-ambiental del lugar.
Para cualquier duda, pueden ponerse en contacto conmigo,
a través del teléfono gratuito en el anuncio de Ambenka en QDQ.
Antea
Terapeuta
del Hábitat
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