¿ CONFORT O SALUD EN NUESTRA VIVIENDA ?
El
frágil tejido de la estructura energética que conforma el alma de
nuestra casa, es herida de forma contundente según ha ido
evolucionando el “aparente confort” de nuestro hogar.
Dadas
las características de mi trabajo como terapeuta del hábitat, a la
hora de realizar la Terapia
Ambiental (técnica
de reestructuración energético-ambiental), me estoy viendo
sorprendida por el aparente confort en el que la sociedad ha ido
incorporando en uno de sus espacios más sagrados: el dormitorio,
lugar por excelencia dedicado al culto del descanso y
restablecimiento de nuestra salud física, mental y emocional.
Cuál
está siendo mi sorpresa, que en pro de la nueva tecnología, hay
dormitorios que se encuentran repletos, no de adornos decorativos,
sino de aparatos cargados a la red eléctrica: TV, aire
acondicionado, el soporte del teléfono inalámbrico, regulación
eléctrica para subir persianas y como guinda del pastel, camas
articuladas eléctricas.
Mi
propia condición de persona psíquica, me permite percibir el
trazado energético de la casa que voy a armonizar y cuando está
totalmente sobre cargado eléctricamente, ver el vórtice energético
que exhala cada aparato, llegando a potenciarse los unos con los
otros, cuando hay una sobre carga de tensión eléctrica.
En
estos momentos he ido visitando algunas casas con personas cuyas
dolencias físicas, rozaban ya, un estado de salud bastante delicado.
La coincidencia, de que en sus dormitorios he encontrado este almacén
que comentaba anteriormente, de aparatos eléctricos, que gracias a
ellos, estas personas, habían elegido tratando de hacer la estancia
más confortable, o al menos, así, nos lo venden, o nosotros lo
creemos.
Con
nuestra elección inconsciente basada en la comodidad, lo que estamos
haciendo es meter a nuestro enemigo en casa. ¿Para qué sobre cargar
las condiciones insalubres de un lugar?
Con
este artículo, tan sólo pretendo hacer un llamado de atención
personal para nuestro lugar de descanso y prestar atención a cómo
se siente nuestro cuerpo en otra habitación, o en la naturaleza. Al
escucharnos, nos va a permitir saber, poco a poco, qué alteraciones
estamos sufriendo, igual que estamos acostumbrados a escuchar el
motor del coche cuando vamos conduciendo.
Con
la Terapia Ambiental
se neutraliza la resonancia de cualquier alteración tectónica o de
contaminación electromagnética, o de telefonía móvil que
encontramos en un lugar.
El poder armonizar el lugar con la Terapia Ambiental, también nos da
información de las personas que allí viven: “tu casa me habla de
ti”. Ello supone una gran transformación personal y sobre todo una
mejora en tus relaciones personales.
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